El ser humano tiene la posibilidad de volver a nacer en este plano existencial. Sí, en efecto, puede hacerlo metafórica y mentalmente y lo puede lograr a través de un ritual mejor conocido como temazcal.
El temazcal está en constante diálogo con la naturaleza y su fin es calmar dolores, sustos y tristezas. Este tipo de sanación integra a los cuatro elementos y sirve para todos los males que acongojan al ser en todas sus facetas: orgánica, mística y etérea.
Este término viene del náhuatl temazcalli, que quiere decir, ‘casa donde se suda’, donde “temaz”, significa ‘sudor’, y calli, ‘casa’. En otras palabras, es un baño de vapor que se emplea en la medicina tradicional mesoamericana, el cual actúa sobre los diferentes planos de manifestación de la enfermedad que se encuentran alterados o desequilibrados ya sea a nivel físico, emocional y/o espiritual.
Al tomar un temazcal, los beneficios actúan sobre el ámbito natural, social y cultural de la persona. Esto cobra más sentido si tenemos en cuenta que el temazcal está presente en diversas creencias, tradiciones, normas y sistemas de organización del estado de Oaxaca.
La importancia social del temazcal parte del acuerdo que la salud de las personas, la comunidad y la naturaleza es posible cuando hay equilibrio. Según los médicos tradicionales y practicantes, la función del temazcal es precisamente ayudar a restaurar ese equilibrio.
Por lo general, este tipo de construcciones están hechas con piedras y adobe. Para muchos podría equivaler a un sauna o un baño de vapor; sin embargo, la experiencia de temazcal es mucho más completa, pues intervienen otros elementos: infusiones herbales y la guía de un curandero; también llamado temazcalero o sudador. Carmen Vásquez Maldonado es una temazcalera originaria de Santiago Laxopa, Ixtlán, y aquí nos cuenta el tipo de temazcal que que ella practica cada fin de semana en la comunidad de San Andrés Huayapam. Su trabajo tiene que ver con una vocación de servicio, que se traduce en lograr el bienestar de las personas a las que guía en el temazcal.
“La gente viene porque se quiere relajar, sentirse mejor y lo logran, se van oliendo a hierbitas y descansados. En el temazcal dejan todas las toxinas que trae el cuerpo y las sacan con el sudor. Algunos vienen para tratarse enfermedades respiratorias; dolores musculares, de cabeza, de estómago; para cerrar el cuerpo después de una caída; o las mujeres, después de tener un parto”.
Aunque el ritual del temazcal varía dependiendo de dónde se realice, sus dimensiones no superan los cinco metros de diámetro y medio metro de altura, y a veces varían de acuerdo al lugar donde se practique. La temperatura interior oscila entre los 30 y 40 grados, por lo que es recomendable que se haga en un sitio certificado y dentro de todos los parámetros de seguridad.
Algunas de las plantas que se utilizan son: hojas de eucalipto, gordolobo, pirul y romero, así como otras hierbas medicinales que la temazcalera o curandera recolecta antes de cada sesión. Posteriormente, se hace una mezcla con estas hierbas, misma que se rocía sobre las piedras que están al rojo vivo durante el ritual. Doña Carmen se preocupa por mantener hidratadas a las personas que toman el temazcal con ella, y por eso prepara una jarra de té de poleo.
“Este baño es terapéutico; sirve para los músculos, para los que sufren de reumas, mala circulación, el cuerpo se relaja, se calientan los tendones y vuelve a circular la sangre. Otra de las creencias es que la conexión con la tierra se realiza a través de los elementos; es así como uno se limpia. Al entrar al temazcal es como volver al vientre de la madre, al terminarlo uno vuelve a nacer porque ya se purificó el cuerpo y tiró todo lo que tenía a través del sudor”.
Para quienes no han probado el temazcal, Doña Carmen recomienda que lo hagan por lo menos una vez al año. Para aquellos que quieran purificar cuerpo, mente y espíritu, tienen que ir una vez al mes. Otros van algunos una vez por semana, pero eso depende del ritmo y disposición de cada persona y cada cuerpo.
“Una vez al mes es bueno para que el cuerpo descanse y se relaje. Yo primero les doy un masaje con aceite de canela para que el cuerpo entre en calor y después pasan al temazcal. Este lugar es pequeño, para una o dos personas, y el tiempo que permanecen adentro es de 40 minutos o lo que la persona aguante, así también regulamos la temperatura, a criterio de cada quien”.
El temazcal en el que trabaja doña Carmen es del Hotel Huayapam Yù’ú, y recomienda entrar en ropa interior o traje de baño. Carmen nos dice que hay mucha gente que también se cura la tristeza con este tipo de baño. Por otro lado, además de ser guía, cree firmemente en el poder de este tipo de sanación, y la realiza frecuentemente en su natal Laxopa, donde personas de varias edades se curan de sus padecimientos.
“Hay gente que viene por curiosidad, algunos se sienten mal de un golpe y vienen a curarse; mientras que otros sólo vienen a relajarse. Yo recomiendo que lo tomen por la tarde, así se van directo a descansar. Realmente no hay límite de edad; hay muchos mitos, como que la gente mayor no puede entrar por tener la presión alta o alguna enfermedad. Creo que cualquiera lo puede tomar, siempre y cuando se tomen las precauciones necesarias y, requisito muy importante: no se debe venir obligado”.
Después del temazcal algunos lugares recomiendan que las personas se den un regaderazo de agua fría, pero Carmen no lo considera conveniente. Ella prefiere cerrar cada sesión con un descanso de algunos minutos en la cama, antes de que la persona vuelve a su hogar y, como dice: ”Se van oliendo a hierbita”.
“Aquí con el vapor se deshacen los coágulos. En mi pueblo mucha gente lo toma para los golpes reumas. También es recomendable cuando la gente trae tristeza: hay gente que viene y llora mucho en el temazcal y dice que se siente mejor al salir”.
Cuenta que en Laxopa la gente se hace un temazcal cuando se sienten muy cansados. También es una práctica para algunas mujeres después del parto. No está de más recalcar que, cualquiera que sea el motivo para practicar este ritual, se recomienda hacerlo en lugares acreditados y con guías especializados. “Para mí es una forma de ayudar a la gente a quitarse el estrés. Me siento a gusto porque se van contentos y se sienten mejor” dice doña Carmen antes de entrara prender la leña para aquellos que va a guiar.