miércoles, junio 7

En conversación con Guillermo Olguín

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La exposición “Fugas Geográficas’’, que actualmente se exhibe en el Centro Cultural San Pablo, nos introduce al proceso creativo del artista oaxaqueño Guillermo Olguín. Se trata de una selección de pequeñas pinturas al óleo, tamaño viaje, que realizó recientemente durante sus expediciones. La exposición nos muestra la transformación de Olguín y su trabajo a lo largo de los viajes.  Una experiencia que es “simultáneamente escapada, expedición, descubrimiento, regreso. No importa cuántas veces lo hagas, es memorable’’.

Esta exposición me atrajo por varias razones. Primero que nada, como fotoperiodista, yo también viajo con mucha frecuencia debido al trabajo y me siento, de igual manera, empujada y atraída hacia nuevas influencias y estéticas. Pero en un nivel más personal, debo decir que, Olguín realizó varias de estas pinturas mientras se quedaba en la casa de mi familia en Oxford. Llegó con una maleta llena de lienzos, pinceles, pinturas al óleo; listo para comenzar sus viajes de pintor durante los cuales visitaría ciudades como Londres, París y Nápoles.

Olguín describe su trabajo como un collage, un resultado tanto de sus aspiraciones como de su método práctico. Sus pinturas son ricas en texturas. Típicamente comienza con una capa gruesa de óleo que define el color de base de la imagen. Así, estos lienzos reúnen las huellas y los felices percances que resultan de sus travesías por México y países lejanos.

Foto: Anna Bruce

Olguín es uno de los principales artistas de Oaxaca, una cara familiar, se le ve conduciendo alrededor de la ciudad en su jeep estilo safari que le da un aire de explorador del pasado. Con frecuencia organiza eventos, además de que abre su casa a otros artistas, músicos y chefs para que compartan sus talentos con todos nosotros. 

Me reuní con Olguín en su estudio: un hermoso espacio abierto, con lienzos enormes apoyados en los árboles. Las cosas que ha recolectado durante sus viajes se apoyan en las pilas de libros de fotografía. Las superficies soportan las herramientas de su oficio junto con una selección cuidadosa de objetos. 

“Soy un coleccionista de objetos hermosos, los llamo ‘amuletos’. Siempre encuentran su lugar’’. Más recientemente, su repertorio incluye escultura y la mesa de la cocina está repleta de moldes nuevos. Su estilo único se traspasa fluidamente de la creación pictórica a la tercera dimensión. Las formas moldeadas de manera intuitiva hacen referencia a las máscaras y las figuritas que se encuentran en el estudio, al mismo tempo que éstas son elevadas a un sentido narrativo.

Las veo como un homenaje a personajes culturalmente conmovedores gracias a la combinación de diferentes elementos por medio del bronce. Una que me mostró en su estudio contenía una diminuta máscara de Chihuahua, con una figura corpulenta a horcajadas sobre un trozo de maíz. Una de mis favoritas fue una juchiteca montando el lomo de una liebre, muy representativo de las fiestas interminables que he visto en esa parte de Oaxaca.

Foto: Anna Bruce

 Olguín no se limita al arte por el arte; a decir verdad, trabaja de manera íntima con la comunidad oaxaqueña en una gran variedad de proyectos. Su estilo es inmediatamente reconocible en la estética de ‘Los Amantes’, una prestigiosa marca de mezcal, mezcalería y ahora hotel. Diseñó la botella y la marca, igualmente se encargó de la curaduría de los objetos –sus amuletos– que definen la decoración del bar y del hotel.

Las cualidades táctiles del trabajo de Olguín son homenajeadas en ‘’Fugas Geográficas’’. Los cuadros están colgados en el espacio e invitan al observador a mirar alrededor de la imagen, a involucrarse con los lienzos más pequeños que tienen calidad de objetos. Su mesa ha sido trasladada a la galería. Su chamarra de hombros anchos, que nos es familiar, cuelga en el respaldo de la silla, un pequeño lienzo se apoya en ella como si el artista se acabara de ir por un momento. El escritorio está iluminado por un solo foco de luz, te llama a que examines los amuletos, el bodegón compuesto de libros, las fotos antiguas, las figuras y los recortes de poesía.

Foto: Anna Bruce

La colección de amuletos también la aplica a las cualidades narrativas en su trabajo. Se inspira de una mezcla de sus propias experiencias, así como de las historias que escucha en el camino. «Viajar siempre ha sido mi alimento para el pensamiento».

Los componentes figurativos de sus imágenes se repiten con frecuencia: cabras, pájaros, palmeras. Al hablar con Olguín es posible darse cuenta de que pintar criaturas específicas es el preludio de una historia o de una experiencia. El uso de cabras en sus pinturas proviene de su experiencia de cuidar cabras durante su infancia. Sin embargo, a pesar de evocar la nostalgia a través de un reconocimiento a su pasado, Olguín también relata experiencias más recientes con las cabras, las describe como seres indomables con connotaciones innegablemente demoníacas.

Foto: Anna Bruce

A través de la repetición, estas figuras y criaturas se vuelven simbólicas, una abreviatura para evocar la infancia, las travesuras o lo místico. Olguín me dijo que algunas de sus series de dibujos y pinturas más recientes siempre tendrían un zanate, a tal punto que sus amigos y mecenas asocian este pájaro con él, en calidad de artista –e incluso con su persona.

El folclor describe estos pájaros como astutos y Olguín parece disfrutar esta alusión. 

Para mí, la elección del tema y su representación crean un sentido de lo mágico y lo fantástico. Me recuerdan a El Aquelarre de Francisco de Goya o a las bellas elucubraciones de Guillermo del Toro. Soy transportada por las pinceladas caligráficas, grabadas en superficies desgastadas, desgastadas por los kilómetros recorridos en el viaje que ha hecho posible su invención. Son como “objetos encontrados” empapados de sueños y recuerdos de tierras exóticas.

Foto: Anna Bruce

Foto: Anna Bruce

Foto: Anna Bruce

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